Son las doce de la noche, y tras un día laborioso como tantos otros, me dispongo a disfrutar de unos instantes de relajación en compañía de unos de mis cigarros preferidos: el Toscano "Antico", elegido con sumo cuidado entre los muchos de mi reserva, eligiendo uno de los que presenta un mayor grosor y volumen. No todos en su elaboración resultan final semejantes, por lo que cuando requiero de su acompañamiento en un momento especial como es el descanso al final del día, eligo entre todos "ese" que creo me va a producir un mayor deleite en su fumada.
Tras encenderlo con sumo cuidado en toda su circunferencia por el extremo más fino, que así es mi gusto, acercando la llama del mechero a su base, doy esa primera bocanada que me asegura su perfecto encendido y me augura unos buenos momentos de placer mientras doy buena cuenta de mi compañero de evasión.
La noche esta clara y en calma, los ruidos has desaparecido casi por completo, y en este ambiente de sobrecogimiento me asaltan pensamientos y recuerdos que no hacen si no acrecentar el placer de ese momento. Que mejor instante del día para reflexionar sobre la propia vida, sobre como afrontar este presente y ese futuro lleno de incertidumbres y dudas, ante el que de forma inexorable hemos de rendir cuentas en el día a día.
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