13 marzo 2012

Rito y placer

Paz y rito
     Todo gran placer está precedido de unos rituales preparatorios, y fumar puros no es menos: de entrada el deleite de la elección de nuestra labor a fumar, luego el simple movimiento entre nuestros dedos al tomar el puro estimulando todos nuestros sentidos, el inhalar el humo sin prisas, su tentador aroma...El tiempo que empleemos en estos rituales no es tan solo el preludio de un placer único y absoluto sino el primer paso hacia la consecución de sensaciones totalmente exclusivas y excepcionales, que solamente el buen fumador sabe apreciar y mantener en la memoria.
     El mero hecho del acto de encender un puro, pasar de la llama a esa primera calada penetrante, única e irrepetible, constituye una de las ceremonias más intimas y personales del acto de fumar; y para poder disfrutarla plenamente y en toda su intensidad se precisa habilidad, concentración y una delicadeza especial. El fumador en ese preciso momento es cuando muestra su respeto y aprecio ante esa verdadera obra de arte que la naturaleza le ha puesto en sus manos, y el puro a cambio nos ha de responder ofreciéndonos un instante privado de sumo placer.
     Saber fumar significa recuperar ciertos ritos olvidados pero no perdidos, restablecer la comunicación con uno mismo, perdernos en la soledad e intimidad de ese momento que si bien puede ser compartido jamás podrá ser entendido de la misma manera por quien no sea un buen fumador. A lo largo de su corta vida pero apasionante, el puro deja atrás la huella de su existencia no tan solo en la ceniza sino en las propias sensaciones que nos ha despertado, distintas siempre e irrepetibles, pues cada puro tuvo su momento, fue requerido por nosotros en un instante que fue el preciso: ese y ningún otro.
     Para la inmensa mayoría de los fumadores de puros, estos constituyen una pasión, su pasión, por lo que se ha de elegir un tiempo y un lugar determinado, pues es un acto que requiere eso: tiempo y atención y cada uno se ha de guiar tan solo por sus preferencias personales y estilo de vida. Los consejos siempre son bienvenidos, pero la decisión final es tan solo del fumador y sus circunstancias; no obstante escojamos la labor que escojamos, como regla inexcusables ha de disponer del tiempo necesario y suficiente para fumarla del modo que nuestro puro elegido nos exige y que nosotros lo merecemos en tan peculiar momento.

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