11 septiembre 2017

Las boquillas y los Toscanos

Boquilla
Un tema controvertido, y en verdad no veo porque ha de serlo, es el de fumar un Toscano, o cualquier otro puro con una "boquilla". Yo particularmente las utilizo, en algunas ocasiones muy concretas, para el final de la fumada, cuando al ser más corto la parte del puro que nos queda sin fumar, tanto el aroma como el sabor se intensifica y donde además el humo acude a nuestra boca acude mucho más caliente, lo cual en algunos momentos puede llegar a resultar molesto. Soy de los que suele apurar los puros bastante hasta el final, y no comparto esa costumbre absurda de los mal llamados puristas o entendidos en el mundo de los puros, que dicen que una vez llegado al tercio final, e incluso algunos lo extienden a la mitad del puro, hay que dejarlo para que se apague con lentitud. El último tercio nos proporciona sensaciones que no se pueden apreciar de otra forma, si bien hay que procurar, y esto de forma indiscutible, que no lleguemos a tener ese extremo por el que inhalamos completamente húmedo y deshilachado, pues eso sí entorpecería el buen fumar y nos daría unos sabores no dignos de ningún puro.
Cuando se realiza "el corte del Toscano" justo al nivel de la franja dorada del celofán por donde se abre, de las dos mitades resultantes un es netamente más corta que la otra, por lo que es esa mitad la que sí sería candidata a ser fumada con una boquilla, a poder ser de madera para prolongar esa sensación de rusticidad y evocación a roble, para evitar ese calentamiento que se produciría desde el primer momento por ese tiro más corto.
Los puros los podemos fumar como más nos apetezca, cada uno tenemos nuestras costumbres y manías y todas ellas han de ser aceptadas y respetadas. Soy fumador de puros desde hace cuarenta años, cuando mi padre que era marino mercante me traía puros de todo tipo, habanos, caribeños, canarios, en fin de cualquier puerto en el que hiciera escala, y he fumado puros de todo tipo, marca y tamaño. No me considero un experto, Dios me libre de ello, pero sí tengo la suficiente experiencia que me aporta los años y la cantidad de puros fumados a lo largo de cuarenta años, como para poder al menos plasmar mis sensaciones y pareceres, así como la de muchos fumadores con los que he conversado y he tenido el placer de disfrutar de emocionantes veladas de humo y buena conversación. Además por mi profesión de medico, si bien siempre hemos aconsejado a nuestros pacientes no fumar, he tenido la suerte de recibir en múltiples ocasiones variadas cajas de puros de las más diversas procedencias, como regalo por alguna actuación profesional de la que el paciente ha estado agradecido, costumbre que ha existido desde tiempos inmemoriales y que por suerte se mantiene hasta el día de hoy, aunque también por desgracia, cada vez se realiza con menos asiduidad. La relación médico-paciente se está perdiendo a pasos agigantados, dicho sea de paso.
Así que fumemos como más nos apetezca, en la forma y manera con la que nos sintamos más a gusto con nosotros mismos, sin hacer caso de tantos y tan variados tabúes y mitos que se han creado alrededor de la fuma de un puro, muchos de ellos por aquellos "entendidos" que solo pretender hacerse visibles entre los demás, haciendo dogma de fe de lo que dicen o hacen, pretendiendo sentar cátedra en aquello que no para lo que no han sido ni elegidos ni preguntados. ¡Así sea!

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